El calabacín pertenece a la familia de las cucurbitáceas y es el fruto de una planta reptante de rapidísimo crecimiento. Su recolección se realiza cuando todavía no ha madurado, a fin de consumirlo en su mejor momento comestible, cuando su tacto es duro y sus fibras y pepitas todavía no se han desarrollado.
El calabacín llegó de América a Italia hace unos 400 años y pasaron siglos antes de que se descubriera que esta planta tan poco exigente se adaptaba bien al clima mediterráneo. En Europa, los principales productores son Italia, Francia, España y Turquía.
- Propiedades: contiene un 93% de agua y el resto está compuesto por enzimas y vitaminas A, B1, B2, B3 y C. Como mineral principal cuenta el potasio, y en menor cantidad calcio, fósforo y hierro. Estos nutrientes se encuentran sobre todo en la piel, que conviene conservar siempre que la frescura del vegetal lo permita, y su procedencia sea de cultivo ecológico.
- En el organismo: el calabacín es muy ligero, por lo que puede constituir una dieta excepcional para estómagos delicados y actúa sobre el aparato digestivo como emoliente, refrescante y sedante. También tiene efecto diurético y combate el estreñimiento. Por su bajo contenido en sodio es muy adecuado para las dietas sin sal.
- Compra: la temporada natural del calabacín se extiende de marzo a septiembre. Al comprarlo debe tener una piel lisa, brillante (brillo natural, ojo con las ceras), tersa y aterciopelada. Su tacto debe ser consistente y firme. No debe tener manchas o magulladuras y el pedúnculo no debe tener aspecto reseco. Al comprar calabacines, se debe calcular 250gr por persona, pero dependerá también de la receta.
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